Uno de los objetivos principales de todas las empresas a la hora de obtener una alta rentabilidad es aumentar los beneficios al máximo y reducir los costes a la mínima expresión.

Como todos sabemos la competencia entre empresas es cada vez más elevada y para  hacerse un hueco dentro del nicho de cada mercado y consolidarse en él, es necesario hacer uso de todas las herramientas existentes en la actualidad para estar entre los mejores.

Hoy en día las empresas, independientemente de su tamaño se ven en la necesidad de implantar un programa de gestión que organice su empresa y facilite el trabajo. Estos programas consiguen crear un banco de datos tan flexible y amplio como se requiera, vinculando todos los procesos internos entre sí,  y que a su vez se va  adaptando a las necesidades que van surgiendo dentro de la empresa en cada momento o situación.

Se consigue de este modo llevar un control total, agilizar todos los procesos que rigen la organización de la empresa y lograr una optimización del trabajo muy sustancial que mejora significativamente la productividad de los empleados, eliminando tareas innecesarias y así conseguir un gran ahorro en tiempo y dinero.

Por tanto, hoy por hoy la implantación de un ERP es una herramienta fundamental a la hora de sacar todo el potencial de la empresa y poder competir con los mejores.